Dieta post Navidad:
Alimentación equilibrada con todos los grupos de alimentos pero con prevalencia de frutas y verduras frente a grasas, azúcares y sal; no olvidar ni una de las cinco comidas al día, dos litros de agua para depurar y ejercicio regular. Esta es la dieta sana para perder los 2 ó 3 kilos que nos ha dejado la Navidad.
Alimentación equilibrada con todos los grupos de alimentos pero con prevalencia de frutas y verduras frente a grasas, azúcares y sal; no olvidar ni una de las cinco comidas al día, dos litros de agua para depurar y ejercicio regular. Esta es la dieta sana para perder los 2 ó 3 kilos que nos ha dejado la Navidad.
“Lo mejor es poner remedio cuanto
antes y que los kilos se vayan tan rápido como han llegado. Para ello basta con
seguir una dieta baja en calorías, rica en alimentos
vegetales y alimentos frescos durante una semana o dos y volveremos a recuperar
la buena forma física”.
No obstante, el ritmo de pérdida de peso depende mucho de
cada persona. En general, lo saludable es bajar medio kilo por semana. “Perder
peso más rápido puede dar lugar al conocido y temido efecto rebote. Por tanto,
más vale algo más lento pero seguros de no recuperar lo perdido”.
¿Qué debo hacer?
“Para bajar unos kilos lo que es importante es que
comamos menos cantidad, sin dejar de comer bien y tomando de todos los grupos
de alimentos aunque dando más protagonismo a los que, de por sí, son menos
calóricos”.
·
Predominio de las verduras: este grupo de alimentos tiene que
estar presente en una buena cantidad en cada comida principal, comida y cena.
Son bajos en calorías, tienen fibra y son saciantes, y además son ricos en
vitaminas y minerales. Deben formar parte de los primeros platos en raciones
completas o bien de los acompañamientos. Aquí incluimos verduras cocinadas y
también ensaladas.
·
Ensaladas: deben estar elaboradas con ingredientes vegetales del tipo
lechuga, brotes, tomate, cebolla, zanahoria, etc. Podemos añadir un par de
ingredientes extra algo más calóricos como: olivas, aguacate, pipas, frutos
secos, semillas (sésamo, amapola, etc). Y debemos evitar los ingredientes muy
calóricos como queso (a excepción de que sea fresco), bacon, salsas,
picatostes, etc.
La ensalada veraniega
de diferentes tipos de tomate.
·
Disminuimos el consumo de carne a favor de pescado y
legumbres: con el pescado conseguimos proteínas de calidad con un valor
energético menor que las carnes, especialmente cuando pensamos en el pescado
blanco, y para el pescado azul, aunque no es tan ligero tiene un tipo de grasa
que no tiende a acumularse en el organismo. Las legumbres tienen también proteínas,
muchísima fibra que nos ayudará tanto a la saciedad como al tránsito
intestinal. Las podemos combinar tanto con verduras como con arroz u otros
cereales. Podemos tomar dos o tres raciones de carne blanca a la semana pero
que sean de pavo o pollo o conejo.
·
Las 2 ó 3 raciones de fruta imprescindibles y mejor entre horas
que después de las comidas. Eliminar la fruta de las comidas principales y
dejarlas para media mañana y media tarde durante unos días nos ayuda a comer
menos y a bajar de peso.
·
Cereales pocos y siempre integrales: pan
o cereales integrales para el desayuno sí, pero mejor evitarlos durante el día
o tomarlos en pequeña cantidad.
·
Frutos secos y yogures desnatados para
complementar la dieta sobre todo entre horas o, en el
caso del yogur, después de algunas comidas. Son dos opciones saludables para
calmar el apetito y no caer en la tentación de comer dulces o alimentos más
calóricos.
·
Agua: no olvidar de tomar unos 2 litros de agua al día. Adelgazamos más y
mejor si estamos hidratados. Podemos tomar agua, aunque también
contribuyen a hidratarnos los zumos de frutas naturales y las infusiones.
¿Qué no debo hacer?
Pero esta dieta tendrá su efecto si evitamos caer en errores frecuentes
tales como ayunar, saltarse comidas, eliminar grupos de alimentos de nuestra
dieta o basarse en un solo grupo o en un solo alimento (tipo “dieta de…”). En
general, dejar de comer es algo que no nos ayuda pues estamos provocando:
·
Una alteración del metabolismo, haciéndolo más lento. Cuando nuestro cerebro detecta que no llega alimento de forma regular
envía señales de ahorro de energía al organismo, cosa que nos hará no quemar
apenas calorías y coger aún más peso cuando empecemos a comer como lo hacemos
de forma habitual.
·
Un mayor apetito. Cuando nos saltamos comidas
acumulamos mucha más hambre, de manera que cuando llega el momento de comer o
cenar, sin ser conscientes, nos pasamos.
·
Desequilibrios en la ingesta de nutrientes. Prescindir de algunos alimentos
o grupos de alimentos, como los lácteos, los cereales, las carnes, los frutos
secos, etc, puede ser peligroso puesto que puede desequilibrar nuestra dieta o
hacerla demasiado pobre, ocasionando ingestas insuficientes de algunos
nutrientes. De lo único de lo que podemos prescindir es de los dulces y de
alimentos excesivamente grasos y calóricos pues de hecho éstos son totalmente
prescindibles en nuestra dieta.
Y si queremos bajar de peso, algo que tampoco deberíamos hacer es tomar
alimentos ricos en grasas, azúcares y sal. De lo contrario, estaríamos echando
por la borda el esfuerzo que estemos haciendo para comer menos.
La dieta lógica
“Es una forma de entender la alimentación de manera que ésta siempre sea
respetuosa y coherente con las necesidades nutricionales individuales, la
situación personal, los gustos y aversiones, las posibles intolerancias o
alteraciones gastrointestinales y también con la estacionalidad de los
alimentos y su lugar de origen”.
El objetivo de esta dieta, cuyo modelo está basado en la dieta mediterránea, es “conseguir el
máximo beneficio para la salud y el bienestar de cada uno de nosotros a través
de una alimentación individualizada y que genere emociones positivas. Sólo así
podremos dejar de una vez por todas las “dietas” para adquirir un estilo de
vida saludable y placentero que sin duda será para siempre”, argumenta.
Fuente: EfeSalud
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