domingo, 9 de julio de 2017

Protección al bebé en el verano

Proteger al bebé del sol en verano


La gran sensibilidad de la piel de los niños pequeños exige extremar los cuidados en la protección contra el sol y el uso de cremas. 

Las recomendaciones para proteger la piel del bebé durante el verano son claras. La más importante consiste en evitar exponerlo al sol, sobre todo en las horas de más calor. Con respecto a las cremas solares, su uso está contraindicado en menores de seis meses, mientras que para los de más edad se deben emplear fórmulas específicas para esa etapa. Este artículo ofrece detalles sobre la protección solar para los bebés, el uso de cremas, la ropa más adecuada para protegerles del sol y cuál es el efecto del sol sobre los pequeños en los días nublados.

Protección solar para bebés menores de seis meses
La mejor protección para la piel del bebé durante el verano consiste en no exponerle de forma directa a los rayos solares, sobre todo en las horas de más calor. Al nacer, los niveles de melanina de los niños son muy bajos y esto los hace muy vulnerables a los efectos dañinos de la radiación ultravioleta (UV).

En el caso de los menores de seis meses, además, no se les debe aplicar ningún tipo de crema, ya que, en lugar de protegerles, resultará negativa para su salud. Esto se debe a que los componentes químicos incluidos en las cremas solares pueden ser perjudiciales para la piel todavía demasiado delicada del bebé.

Si pese a todas las precauciones resulta inevitable que el niño quede expuesto al sol, la Asociación Americana de Pediatría sugiere el uso de muy pequeñas cantidades de crema, con un factor de protección de al menos 15, en partes como la cara o el dorso de las manos.

La mayor sensibilidad de la piel no es el único motivo por el cual se debe tener mucho cuidado con las cremas solares y los bebés. También influye el hecho de que la proporción entre la superficie de la piel y el peso corporal de un pequeño sea mayor que en un niño de más edad o un adulto. Como consecuencia, el grado de exposición a los químicos de las cremas también será más elevado.

Cremas solares para bebés mayores de seis meses
A partir de los seis meses de vida, también se debe procurar que los menores permanezcan a la sombra, pero se puede utilizar "una crema protectora con filtros físicos y que haya sido formulada específicamente para su piel". Así lo explica la 'Guía de cuidados de la piel del recién nacido y del bebé', avalada por la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME). El documento remarca la necesidad de que tales cremas posean una consistencia que permita la aplicación uniforme y un sistema de conservación seguro. Y recomienda el uso de cremas con óxido de zinc o dióxido de titanio, que funcionan como filtros inorgánicos de los rayos UV y "presentan pocas posibilidades de causar irritación cutánea".

Hay que tener en cuenta que, como señala la Asociación Española de Pediatría (AEP), "las cremas solares solo protegen durante un tiempo, después del cual la exposición a la radiación UV es dañina". Por eso, conviene reiterar la aplicación de la crema, en particular cuando no es resistente al agua y el niño está en la playa, en la piscina o jugando con agua.

La ropa más adecuada para proteger a los niños del sol
También la ropa es importante para la protección de los pequeños. Lo aconsejable es que usen prendas de tela ligera y que cubran buena parte del cuerpo: pantalones largos o tipo bermudas, camisetas de mangas largas y sombreros de ala ancha (es decir, que no solo cubran la cabeza sino también el cuello del bebé) o ropas similares.

Los cuidados se deben extremar en el caso de los niños de piel muy blanca, por lo general rubios y pelirrojos. Estas personas se queman con mucha mayor facilidad y, además, casi nunca se ponen morenos.

El efecto del sol en los días nublados
Se cree que la radiación UV no actúa en los días nublados. Esto es falso. Y es peligroso, porque puede llevar a despreocuparse por la protección de un menor, cuando en realidad sigue siendo necesaria. Las nubes atenúan el efecto de los rayos del sol, pero -salvo que tales nubes sean bajas y muy densas- dejan pasar la suficiente radiación difusa como para que un bebé sufra sus efectos en un cuarto de hora.

El efecto de los rayos solares, además, es acumulativo. Esto quiere decir que la piel "tiene memoria": las quemaduras producidas en la infancia incrementan el riesgo de padecer cáncer de piel en la adultez, además de otros problemas, como envejecimiento cutáneo precoz y cataratas oculares. Además, la capacidad del cuerpo humano de proteger y reparar los daños producidos por los rayos UV decrece con el paso de los años.


Fuente: Consumer


martes, 4 de julio de 2017

Verano: consejos saludables

Verano saludable: consejos a seguir
Cómo afrontar el calor
Durante los meses más cálidos es importante seguir una serie de recomendaciones para prevenir los efectos causados por el exceso de temperaturas sobre la salud.
·         Evite la práctica de deporte y actividades que requieran un esfuerzo físico durante las horas centrales del día.
·         Si tuviera que salir de casa o exponerse al sol por motivos laborales, además es recomendable alternar con periodos de descanso a la sombra y mantenerse hidratado, beba con cierta frecuencia.
·         Recuerde que es esencial el uso de gorras, sombreros y ropa holgada, a ser posible clara y de algodón.
·         Para proteger los ojos es importante no olvidar ponerse las gafas de sol con filtros homologados frente a radiaciones ultravioletas.

 En casa:
·         Mantenga fresca su vivienda, por debajo de los 32ºC durante el día y de los 24ºC durante la noche. Esto es especialmente importante en los hogares donde residen personas mayores de 60 años, niños y enfermos crónicos.
·         Cierre las persianas y las cortinas de las fachadas expuestas al sol. Permanezca en las estancias más frescas.
·         Mantenga las ventanas cerradas si la temperatura exterior es superior a la interior. 
·         Refrésquese cada vez que lo necesite, tome baños y duchas frías. Si no es posible, una alternativa son los baños fríos de pies, toallas frescas o envases refrigerados (bolsas con hielo). 
·         Apague la luz artificial y los aparatos eléctricos siempre que sea posible.

Alimentación:
·         Beba líquidos en abundancia (agua o zumos), aunque no sienta sed.
·         Procure no tomar bebidas con alcohol, cafeína y azúcar.
·         Evite comidas copiosas. Haga varias comidas al día, incluyendo frutas y verduras (salvo en caso de diarrea).
·         Mantenga sus medicamentos en un lugar fresco.

Si usted percibe malestar, mareo, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, sensación de calambre y sudoración excesiva, principalmente, se recomienda suspender durante varias horas la actividad que se estuviera haciendo, refrescarse, y descansar en un lugar fresco, beber agua y zumos de frutas. Si esta situación persiste, sobre todo si se toman medicamentos, consulte con su médico y no dude pedir ayuda a alguien cercano o llamar al teléfono de emergencias 112.

Recuerde que es muy importante mantenerse hidratado, beba agua o zumos en abundancia y evite comidas copiosas.

Personas más vulnerables al calor
Los ancianos, niños y enfermos crónicos son particularmente vulnerables a correr el riesgo de deshidratación, agravamiento de enfermedades crónicas o, incluso, un golpe de calor.

Asimismo, los deportistas y personas que desempeñan trabajos al aire libre también están más expuestas a los efectos de calor.

Por ello, es conveniente tomar las precauciones necesarias y seguir los consejos frente al calor que les ofrecemos a través de esta campaña informativa denominada 'Verano saludable'.

Recordamos algunos de ellos:
·         En el caso de ancianos que vivan solos o personas dependientes de nuestro entorno, es conveniente informarse de su estado de salud y ayudarles en todo lo posible.
·         Es conveniente que los niños permanezcan a la sombra, especialmente los bebés menores de seis meses.
·         Mantenga fresca su vivienda, por debajo de los 32ºC durante el día y por debajo de los 24ºC durante la noche. Esto es especialmente importante en los hogares donde residen personas mayores de 60 años, niños y enfermos crónicos.
·         Si practica algún deporte aproveche las primeras horas de la mañana y reponga líquidos tras la actividad física.
·         En el caso de tener que exponerse al calor por motivos laborales, además es recomendable alternar con periodos de descanso a la sombra y beber abundantes líquidos.

En general, es esencial evitar salidas a las horas centrales del día, mantenerse hidratado con agua o zumos, permanecer a la sombra y refrescarse habitualmente.

Ante cualquier síntoma no habitual como malestar, mareo, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, sensación de calambre o sudoración excesiva, acuda a su médico, especialmente si toma medicamentos.

Recuerde que los ancianos, enfermos crónicos, niños, deportistas y personas que desempeñan trabajos al aire libre son más vulnerables ante las altas temperaturas.


- Qué hacer ante un golpe de calor
Si observa que una persona padece un golpe de calor pida ayuda llamando al teléfono de emergencias 112.

Mientras tanto:
·        -  Lleve a la persona a un lugar fresco.
·         - Hágale beber.
·         - Quítele la ropa.
·         - Rocíe su cuerpo con agua fresca o póngale sábanas húmedas.
·        -  Provoque corrientes de aire.

Síntomas de un golpe de calor:
·         Elevación de la temperatura corporal por encima de 40º C.
·         A esto se añade a menudo fatiga, hiperventilación, náuseas, vómitos o diarrea.
·         Alteración del estado mental, convulsiones, delirio, incluso coma.
·         La primera manifestación puede ser la pérdida del conocimiento. 

Si necesita más información puede llamar al teléfono de Sanidad Responde: 900-25 25 30
Si necesita ayuda urgente llame al teléfono de emergencias: 112



Fuente: SESCAM

Problemas de salud más frecuentes en el verano

Verano: consejos para evitar los problemas de salud más frecuentes
   

Otitis, deshidratación, conjuntivitis o caries son algunos de los problemas que se multiplican en la época estival.

El sol, el tiempo libre, las comilonas y los días de playa y piscina hacen del verano una de las estaciones favoritas para muchos. Pero hay que tener mucho cuidado, ya que la temporada estival no está libre de riesgos y las prácticas más comunes desencadenan año tras año los mismos problemas de salud tan predecibles como frecuentes. Por tanto, hay que seguir una serie de recomendaciones para disfrutar al máximo de las vacaciones, para que no se conviertan en una pesadilla. En el siguiente artículo se listan los principales problemas de salud del verano y se ofrecen consejos para evitarlos.

Deshidratación
La principal consecuencia de las altas temperaturas no es otra que la falta de hidratación entre la población. La recomendación estrella es potenciar el consumo de agua y distribuirlo de forma equitativa a lo largo del día. Es aconsejable no despegarse de la botella e ir bebiendo a todas horas. En caso de calor extremo, los expertos recomiendan además recurrir a bebidas isotónicas para evitar la pérdida de sales minerales asociada a la sudoración.

Problemas oculares
Las disfunciones oculares y visuales aumentan hasta un 25% durante el verano, según los datos presentados por el Consejo General de Ópticos-Optometristas. Esto es culpa del exceso de exposición solar, que trae consigo un mayor riesgo de padecer cataratas, ceguera temporal y conjuntivitis. Los síntomas más frecuentes y que a menudo no atendemos son picores, ardor, visión borrosa o "sensación de arenilla en el ojo", anotan los profesionales, quienes aportan una serie de recomendaciones.

Los consejos más habituales para cuidar nuestra vista son: la utilización de gafas de sol de calidad y gafas de bucear a la hora del baño, usar una gorra o sombrero que haga las veces de protector solar y no olvidar las lágrimas artificiales, que refrescan y calman las molestias más leves.

Picaduras
Lejos de ser completamente inofensivas, las picaduras de insectos pueden llegar a causar infecciones graves como la anafilaxia, cuya incidencia es hasta tres veces mayor en los niños de entre 0 y 4 años y engloba síntomas que van desde enrojecimiento y picor cutáneo hasta bajadas de tensión y náuseas. Las picaduras de abejas y avispas son las más comunes.

Se aconseja emplear repelentes a modo preventivo, cuidando en cualquier caso no alcanzar concentraciones superiores al 10% y "evitar su administración en niños menores de dos años".

Intoxicaciones alimentarias
Es una de las consecuencias más peligrosas del verano y, por tanto, hay que tener más cuidado con lo que se come en esta temporada estival. Entre junio y septiembre los cuadros de intoxicaciones alimentarias se multiplican en los pasillos de ambulatorios y hospitales. Las altas temperaturas afectan de forma directa a la salubridad de los alimentos frescos, favoreciendo la aparición de microorganismos que generan infecciones tales como diarreas y salmonelosis.

Patologías bucodentales
El calor constituye el espacio idóneo para las bacterias que campan a sus anchas en nuestra boca, tal y como presentan desde el Consejo General de Dentistas de España. A esta circunstancia se suma que, en verano, resulta frecuente descuidar los hábitos de higiene bucodental, lo que genera un aumento en la incidencia de gingivitis y caries, acompañando además a un incremento de pérdida de piezas dentales. Hay que intentar cepillarse los dientes después de cada comida, incluso en vacaciones, aunque el ritmo de vida sea diferente.

Otitis
El dolor de oídos es otro de los asiduos en la época estival, el 86% de los españoles padece alguna molestia de este tipo en verano, lo que acaba por acarrear otitis en uno de cada dos ciudadanos. El uso de tapones es fundamental a la hora de prevenir las infecciones auditivas; sin embargo, solo el 10% de los encuestados por este centro los utiliza para bañarse en piscinas. Es fundamental también secarse bien con una toalla tras el chapuzón para evitar la humedad en el oído.

Cistitis  e infecciones por hongos
Humedad, calor y aumento de la actividad física suponen una mezcla explosiva para la aparición de infecciones por hongos, que, presentes en entornos acuáticos, vestuarios y aseos públicos, multiplican la incidencia de este tipo de patologías. Evitar caminar descalzo en espacios mojados, secarse bien y prevenir el sudor excesivo son las tres claves para ganar la batalla a estos inoportunos microorganismos.


Fuente: Consumer